Siempre creí que Santa Teresa era una calle cortada. De hecho, los autos no transitan por ella. Si uno viene por San José, desde San Juan y quiere doblar hacia Sáenz Peña, es necesario ir hasta Constitución. Pero al pasar caminando, uno tiene la sensación de que en cierto momento se corta contra las paredes de la autopista.
Sin embargo, mi espíritu investigador, me llevó una vez más a arriesgarme y pasar por esos lugares insólitos donde la seguridad no está garantizada.
Para cortar camino, y viendo que no había un alma en la calle me decidí a atravesar el pasaje Santa Teresa.
Mis pasos sobre los adoquines eran amplificados por la reverberancia que generan los puentes de la autopista. Ese día había salido muy tarde del estudio donde daba mis primeros pasos en el sonido. A pesar de eso mis oídos estaban muy atentos a cada ruido nuevo que aparecía. Estaba como la presa esperando el ataque del predador, temeroso y alerta.
De pronto, cuando aún no había llegado a la mitad del callejón, empecé a percibir una música. Por lo ahogada que sonaba, debía salir de alguna casa lejana.
Al acercarme más reconocí el inconfundible ritmo del blues jazzeado y nostálgico de Tom Waits. Si, el tema era “Christmas card from a Hooker in Minneapolis” un triste blues de fines de los 70´s que yo había escuchado una y otra vez, en aquellas noches oscuras cuando la música me ayudaba a llegar al fondo y no sentir que era yo la persona más triste del mundo.
Seguí caminando y llegue al punto donde la música se escuchaba más nítida que en cualquier otro lugar de aquella solitaria y apagada callecita. Me detuve frente a una casa abandonada apenas iluminada por un foco amarillento. En el fondo, formando L con la puerta de entrada, una especie de galpón abandonado, apenas separado por una alambre tejido que en su mayor parte yacía sobre el piso.
Me acerque lo más que pude, olvidándome de los ruidos nuevos que aparecían en el callejón. Y en ese momento el tema terminó. Lo extraño es que se escuchaban aplausos y gritos. No recordaba que Tom tuviese una versión de ese tema en vivo. Quedé paralizado. Que había en ese lugar? El fondo del garaje en desuso lindaba con una especie de enorme edificio, con lo cual podía deducir que la fiesta se estaba dando en ese lugar, pero no encontraba ninguna puerta que llevara al salón.
Entonces un ruido, ajeno al hecho que me tenía absorto, me sacudió. Era un auto bastante antiguo que se aproximaba por el callejón. Pero, ¿qué hacía ese loco? ¿Por donde pensaba pasar? Antes que los pasajeros del mismo me viesen, me escondí tras un contenedor lleno de escombros y maderas.
El auto se aproximó y se detuvo frente al garaje abandonado. Un hombre bastante bien vestido se apresuró a bajar y abrirle las puertas a dos señoras con atuendos llamativos.
Lo primero que se me vino a la mente era que aquello era un cabaret clandestino.
Desde donde estaba no pude ver por que puerta entraron, pero pronto escuche al auto antiguo encender su motor y emprender su marcha, en reversa, hacía la calle Sáenz Peña.
Continuará…
Increíble Ale! Y que misterio! Ahora quiero saber cómo siguio…
Pd: sigue existiendo ese lugar?
[…] El Bar de la Mala Muerte (I) (via Bananamoon Observatory) Publicado el 13/03/2011 por jeimyguillin Siempre creí que Santa Teresa era una calle cortada. De hecho, los autos no transitan por ella. Si uno viene por San José, desde San Juan y quiere doblar hacia Sáenz Peña, es necesario ir hasta Constitución. Pero al pasar caminando, uno tiene la sensación de que en cierto momento se corta contra las paredes de la autopista. Sin embargo, mi espíritu investigador, me llevó una vez más a arriesgarme y pasar por esos lugares insólitos donde la seguri … Read More […]